Estoy en una habitación con Igor, hay otras personas, pero no recuerdo quiénes. Hablo, y la habitación se va llenando de agua. Como si se inundara, pero no es eso, alguien de afuera tiene el control del agua que ingresa, no sé de dónde.
Igor parece estar afuera, porque la inundación no lo afecta. Mi cuerpo se va elevando porque empiezo a flotar y veo cómo cada vez mi cabeza se acerca más al techo; si no paran el agua, me voy a ahogar. Los niveles siguen subiendo, yo sigo hablando pero ya debo torcer la cabeza hacia la izquierda porque mi cabeza está chocando con el techo. Me ahogo, es simple, ya me ahogo, le digo a Igor que baje el nivel del agua. No sé si es él quien tiene el control u otra persona, pero después de que digo esto, los niveles empiezan a bajar. Justo cuando estaba a punto de ahogarme. Al despertarme, recuerdo el sueño y sé que en algún momento de la noche tuve la sensación patente de que no podía respirar.

About the author Soledad Arienza
Me fascinan las cúpulas de Buenos Aires y el hall del Teatro San Martín. Siento predilección por algunas estaciones de la línea A. Me gusta el verano. Amo la papelería, en general, y los cuadernos y libretas, en particular.
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31 julio, 2024
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