La acción sucede en el año 2015. Lugar: el duelo.
SONIA: Dejaste de fabricarnos mundo. Y eso no sé si te lo perdono. Me despediste desde la entrada de tu edificio y te miré desde el vidrio a punto de llorar. Tu espalda agitaba el paraguas, cortesía barata la de llamar un taxi. Con más feminismo encima te hubiera revoleado un insulto por la ventanilla. Ahora no llueve. Hay sol con frío. Tu hermosa. Dejé de serlo tan rápido, ¿cómo? Me arrancaste el rótulo justo cuando lo estaba amoldando a mi cintura. ¿No era me volvés loco? ¿No era que iba a ser aún más lindo estar abrazados en invierno? No llegamos ni al otoño, qué inútiles. Ahora sí, frío, sol con frío. Ni me muevo, de tantas capas que tengo encima parezco, un osito. ¿Qué dirías si me vieras? ¿Me mirarías ahora? Lo grafico. Título: Un desgarro. Soporte: éter. Técnica: palabra incorpórea.
Tan infantil, fresca ante lo que me esperaba. Como una nena, el mejor viaje en taxi de mi vida, verano, mentiras de por medio para llegar a vos. Luz cortada, las calles parecían venas enredadísimas. La taxista fue mujer, no lo olvido. Hablé sin saludar, dirección, tiene cambio de cien, atolondradísima, buenas noches. Buenas noches, sí, perdón. Hasta… hasta eso, hasta él, por favor, hasta vos. Ahí es donde quiero ir. Quería llegarte. Boca de lobo, semejante catástrofe y no podía parar de sonreír. No tengas miedo, la cuadra está sin luz. Qué me importa, chau linda, chau gracias. El mejor breve viaje de mi vida, quise mirar las hojas hasta perforarlas, pedí la esquina para refregarme más ante los pasos del momento. Me estaba pasando. A mí, a mí me iba a pasar eso. A mí me esperabas, a mí. Título: “Soplo”. Soporte: pasado. Técnica: birome sobre servilleta.
No tengas miedo, subo por escalera, N. te espera, segundo, sí, ya sé, segundo, pero me asomé al hall y miré hacia el otro lado, hacia otra letra cerrada, y vos voz del otro, entreabierto, y me dijiste no sé qué con una voz cavernosa, me sobresalté y nos matamos de risa. Calor furibundo, y el peor cliché del universo, pero esta vez era en serio necesario, las velas jadeaban débiles en cada rincón porque las primeras crisis de diciembre y, si no… qué le vas a hacer, los cortes, y mirá qué cursis nos hacen quedar los cortes. Y nos moríamos de risa, genuinos. Como siempre lo fuimos. Genuinos y, te cito, “sinceros el uno con el otro”. Te sigo citando: “directos, sí, porque a ninguno de los dos nos gusta dar vueltas”. No, no traigas nada, no es necesario, vino blanco, no es necesario, lo fue una vez, más adelante, cuando ya no te importaba. Cuando ya necesitábamos, por poco, inyectarnos vino para tolerar el estar uno frente al otro sin saber bien qué decirnos. Nunca nada era necesario. Ni el vino, ni los chocolates en la heladera, ni los favores de todo, todo tipo, ni un compartirte algo. No es necesario, yo me la creía. El revés: alejarme de tu mundo. La verdad: nunca hubo genuino acercamiento. Me contradigo: ¿no era que siempre habíamos sido genuinos? Título: N. Soporte: desechos. Técnica: birome sobre servilleta.
Igual, anhelo… un poquito. Si busco tu olor, todavía, en secreto. Me meto a hurtadillas en el Farmacity de Santa Fe y busco tu desodorante de entre los estantes. Cuando sé que nadie está cerca, abro la tapita: huelo. Me lo acerco lo más que puedo: inspiro. Te veo. Cierro frenética, lo dejo en el estante. No pasó nada. El personal de seguridad anota: mujer joven espía y olfatea desodorantes masculinos. ¿Título? Soporte: roña. Técnica: birome sobre servilleta.
Así que sí, incertidumbre de poder empezar a… y no sola, esta vez con alguien. La sensación de que todo está por hacerse, de que es verano y tenemos todo el tiempo. No sola, como sé hacerlo. No como ahora, que es sol con frío. Esta vez, con alguien, con vos. La ciudad es cómplice de esto, prolifera huequitos en los que podamos hamacarnos. Título: “Intra”. Soporte: celulosa sucia. Técnica: birome sobre servilleta.
Si dibujo hoy, eso, ¿cómo quedaría? Ese cordón de la vereda es mi porción del planeta, ese brazo que se enreda y me enrosca, el ahogarme que más quiero. Hay ritmos que nos miran de reojo, melodías de motores y máquinas que se desvanecen. Arrancan, se les ocurre dejar de arrancar. Ese: el preciso lugar. Podrían atornillarme ahí para siempre, y aunque estamos incómodos y nos paramos para volvernos a sentar, y nos clavamos rejas… aunque, aunque todo eso… aunque todo, es, fue el mejor lugar. Título: “En(tre)rejados”. Soporte: basura. Técnica: birome sobre servilleta.
Poquito, un poquito. ¿Estás bien, linda? Sí… sólo un poquito. ¿Por qué no volvés a percutir tu voz en mi garganta, por qué no siento tu sombra de buenas noches que me acogota suavecito?
Las manos luchadoras, lo que nos conmovió desde el principio. Combatimos y nos ganamos mutuamente. Serpientes rebelándonos, teníamos miedo de que fuéramos maníacos. Nada de eso, éramos dos azares inofensivos que se dignaron a colisionar, como tantos otros. Me pasó, ¿me pasará otra vez? Muda no pienso. Otro: “Curvas”. Soporte: la mugre. Técnica: birome sobre servilleta.
Ansiedad, que mi estómago muera de ganas de verte, de escucharte. Te hacía feliz la comida eslava. Vos música, yo literatura, hablando de Bela Bartok con una mujer, esto es onírico. ¿Cómo pudiste despertarte tan rápido? No siempre es así, no, N., no. Estás equivocado. No hagas regla de tu estrechez mental. Puig es de Villegas, y te impresionaba la escena esa de los presos, a mí no me hacía mella y vos te sonrojabas. Otro que encuentro: “Inversiones I”. Soporte: lo de siempre. Técnica: birome sobre servilleta. Inspiración: frase reconstruida. Cómo me gusta esta chica. Esa era una, la primera.
Un día, de repente, no hubo un yo también. No más tu hermosa. No más muchos besos. No más besos múltiples. No más besos por todos lados, estoy un poco alegre y te extraño, y tengo muchas ganas de abrazarte. Y no más estuve, estuve pensando en vos. Postergaste. Mañana parto desde Retiro. Esperame. Esperame, te digo. Yo también, yo me voy, a otro lado, pero me voy, esperá hasta que yo me vaya. ¿Qué te cuesta? Eso no lo dije. Ya no querés verme como antes, no más la urgencia, no más un momento. Eso no lo dije. Genuinos instantes, pocos. Yo intenté, no los quisiste. ¿Qué pasó, dónde fallamos? No pienses que voy a aparecer para tu cumpleaños. ¿Vos que te creés, que te voy a obligar? Eso tampoco lo dije. Lo digo ahora, cuando la voz alta ya no te alcanza, cuando debería haberte rasgado la pupila y no puedo hacerlo. Te di un beso. Ahogué y succioné los miedos. Postergué. Fui cómplice. ¿Fui cómplice? ¿Quise, en el fondo, que esto terminara? Lo hice plástico: “Inversiones II”. Soporte: resto. Técnica: birome sobre servilleta. Disparador: frase dos. De otro planeta esta chica. Esa, esa fue la segunda.
Tres de la mañana. ¿Qué te hace feliz? Vacío incómodo. Mi regalo fue un Tabucchi. Me pregunto, ahora, si lo habrás leído, si lo habrás tirado en la mudanza, si… ¿Qué te da miedo? Lejanía. Total. Versus lo que sigue: no sólo por eso… sana, inteligente (demasiado), me encantás, tu mirada, me encantás, qué piel suave que tenés, me encantás, lugar común, pero nadie lo dijo mejor, si se te ocurre otro, me avisás, pero por ahora es un me encantás, tus marquitas, me encantás, tu panza, me encantás, tus piernas. Porque acá en Buenos Aires siento que hago menos de lo que podría… mano contra mano, yo te voy a ayudar. Se gira, apaga la lámpara, se hunden. Sí, susurro, te, susurro, voy, susurro, a ayudar. Título: “Huequito bis”. Soporte: deshecho. Técnica: birome sobre servilleta.
¿Sumergirse en esto hará bien, hará mal? Las tormentas acogieron cinco o seis furtivas visitas de mañana. Se hablaba poco, lo menos posible. No podíamos hacer otra cosa. Entonces hacíamos eso. Ah, y mirábamos un mapa. Un mapa de un barrio en el que yo sabía que nunca te visitaría. Un mapeo nuevo del que no sería parte. Ya lo presentía. Pleno enero, y ya me lo imaginaba. Enroscados con furia para intentar perder sobriamente la razón. Titilaba una tremenda interferencia en las venitas azules de los tímpanos. Título: “Sordera”. Soporte: sobras. Técnica: birome sobre servilleta.
El cielo está en noche. Ignoramos tener todo por delante. Te seguiste dedicando al encierro y yo no me rebelé. Si esto fue real… fue real todo. Esto, y también la otra parte, la que menos me gusta, la que ignoré con contundencia durante el duelo. Sé que en el fondo, la caminata fue de espaldas en todo momento, así chocamos. Se nos otorgó un lapso divino: nos habilitaron el mirarnos desde todos los ángulos, saboreándonos fugazmente, con urgencia. Terminado el round pautado, a seguir, las espaldas convocadas, adiós con paso firme, alados a la inversa ante lo que no sabemos que nos espera. Cada paso, cada fin, cada vez más fin, mientras nos vamos alejando. Un rostro que ahora disminuye su frecuencia. Que se hace menos nítido. Otro intento, título: “Vortex”. Soporte: suciedad. Técnica: birome sobre servilleta.
Los efectos adversos duran instantes, centelleos tenues, puntadas en la boca del plexo solar. En una fibra, en un nervio punta a punta, en un anónimo que catapulta pilones de recuerdos. La inercia nos bambolea y me ubica, te reubico en mi mapa de la historia. Ahora zigzagueo y vuelvo a colgarme de la manija de la vida. No me taladra más tu hermosa. Lo soy siendo. No tuya. No de nadie. Mía. Serie cerrada. Título: sin título. Sin técnica. Sin soporte.
About the author Soledad Arienza
Me fascinan las cúpulas de Buenos Aires y el hall del Teatro San Martín. Siento predilección por algunas estaciones de la línea A. Me gusta el verano. Amo la papelería, en general, y los cuadernos y libretas, en particular.
Captar la ausencia: una hipótesis
EP12: El encuentro
EP11: La literatura y el agua